Jóvenes a la obra: el nuevo CPC brasileño en debate

II Encontro Jovenes Processualistas

Para muchos procesalistas latinoamericanos no nos es desconocido que Brasil, después de dos arduos  años de debates y negociaciones políticas, está cerca de ver aprobado su nuevo Código de Proceso Civil. Muchas disposiciones son absolutamente novedosas y, para aquellos que no siguen el paso a una cada vez más pujante doctrina brasileña, hasta podrían ser desconcertantes, como el caso de la regulación sobre tutela anticipada (arts. 295 y ss.), precedentes judiciales (arts. 520 y ss.) o el incidente de resolución de demandas repetitivas (arts. 988 y ss.).

Aunque falta la aprobación del nuevo CPC por el Pleno de la Cámara de Diputados y, después, la respectiva ratificación en el Senado Federal, ya existe un texto que ha sido divulgado y que suscita una enorme atención de diversos especialistas. Son muchas las disposiciones nuevas y ahora corresponde a la doctrina criticar, esclarecer o rechazar las propuestas de ese texto que está cerca de ver la luz. Es exactamente con ese propósito que en los días 8 y 9 de noviembre de 2013 tuvo lugar, en la cálida Salvador, Bahia, el II Encontro Nacional de Jovens Processualistas.

Quizá al curioso lector le llame la atención el nombre del evento. ¿Por qué “jóvenes procesalistas”? Una razón inicial no es difícil de hallar: en Brasil, por muchos años, hubo un fuerte mainstream vinculado intensamente a las lecciones de los clásicos maestros de la Escuela italiana fundada por Chiovenda, que dio origen al Código de Proceso Civil de 1973 (aunque con muchísimas enmiendas, aún permanece vigente). Sin embargo, en los últimos años el papel fue asumido por procesalistas con nuevas ideas, inquietudes y soluciones respecto a la forma de hacer proceso en el país-continente. Esos nuevos juristas fueron, en gran medida, los que labraron la tierra para colocar los andamios del nuevo código. Algunos colaboraron desde la academia; otros se internaron al complejísimo mundo político. Sin perjuicio de ello, todos tuvieron una incansable y encomiable labor.

Pero el Encontro fue un evento que estuvo muy lejos de ser un congreso con conferencias sobre aspectos puntuales del nuevo CPC. No existió esa solemnidad, a veces tediosa, que suele marcar la pauta de eventos académicos. Nadie vistió corbata o terno. Nadie habló por treinta o cuarenta minutos sin ser interrumpido. Nada de eso. Yo, como entusiasta procesalista, estuve en Salvador y participé del Encontro. Y esto fue lo que sucedió.

Todo comenzó en los salones de la antigua Universidad Federal de Bahia (UFBA) el viernes a las 8:30 am. Ya habían sido distribuidos con anterioridad los temas específicos a tratar. Ellos consistieron en los tópicos más relevantes del nuevo CPC, cada uno de ellos coordinado por varios de los procesalistas jóvenes que mencioné (todos ellos, naturalmente, doctores en Derecho). Las inscripciones fueron libres y la invitación, abierta: apenas era necesario tener experiencia como docente y poseer interés académico. La idea era reunir a especialistas de todos los rincones del Brasil.

Según el tema escogido, los participantes –que ya se habían empapado con la parte del texto que les correspondía– se agruparon en salones separados y, conjuntamente con el coordinador del grupo de trabajo, comenzó la discusión sobre los puntos más problemáticos del nuevo texto legal. El debate, en muchos casos, estuvo lejos de ser pacífico: la intensidad y el apasionamiento estaban a la orden del día. No faltaron enérgicas discrepancias. El coordinador proponía y provocaba incesantemente; los participantes pensaban, criticaban, se ponían de acuerdo, objetaban, volvían atrás. Se trató de un verdadero diálogo, serio y frontal, pero sin sacrificar el necesario respeto que debe existir entre personas con ideas diferentes. Y todo en un distendido clima de amistad y compañerismo. Allí todos eran iguales; todos querían aportar. Y así lo hicieron tras varias horas: la extenuante jornada del día viernes fue concluida a las 19:00, apenas con una breve pausa para almorzar.

¿Cuál era el objetivo de los grupos de trabajo? Después del debate, llegar a consensos y formular enunciados, que podían ser de dos tipos: interpretativos y propositivos. Los primeros servían para esclarecer aspectos orientados a facilitar el entendimiento en el manejo de los textos normativos; los segundos consistían en propuestas de reforma porque el texto, a criterio del grupo, poseía defectos que no podían ser solucionados mediante interpretación. En muchos casos existió unanimidad; en otros, los enunciados fueron aprobados por mayoría.

El sábado fue el día del Plenário. Los trabajos también comenzaron a las 8:30am, pero ya no en la UFBA, sino en el famoso hotel Othon, frente al azulino mar bahiano. Había sido montado un estrado, un proyector con una pantalla gigante y cientos de sillas. Parecía uno de esos típicos congresos formales, pero estuvo lejos, muy lejos de serlo.

Cada uno de los coordinadores de los grupos de trabajo fue el responsable por someter al Plenário los enunciados alcanzados el día anterior. En promedio, fueron entre ocho y quince diez enunciados diferentes por cada grupo, siendo que muchos de ellos entrañaban problemas de lo más diversos: desde procedimientos especiales hasta precedentes, pasando por la siempre polémica tutela anticipada. Y aquí el punto: lo que el Encontro buscaba al final era aprobar los enunciados por unanimidad para someterlos, posteriormente, a la comunidad académica. Y no era poca cosa: la contribución provenía nada menos que de los procesalistas de todo el país.

Cualquier participante era libre de levantar la mano, pedir la palabra y criticar el enunciado propuesto por los relatores. Algunos enunciados fueron aprobados sin mayores problemas; otros suscitaron encandilados debates. Poco importaba el grado de educación del relator, de los miembros de la mesa o de los propios participantes: aquí no había ninguna diferencia para hacer sentir una opinión. Los doctores en Derecho (e inclusive post-doctores) mostraron una sorprendente humildad, inclusive para recibir fuertes críticas y oposiciones a su trabajo. Después, sin embargo, nunca faltaba una broma que genere una carcajada general del auditorio.

Fredie Didier Jr., uno de los principales impulsores del nuevo CPC y del Encontro

Fredie Didier Jr., uno de los principales impulsores del nuevo CPC y del Encontro. Al fondo, el mural «Liberdade», panel elaborado por la artista plástica Yara Tupinambá para la Facultad de Derecho de la UFMG sobre la «Inconfidência Mineira» (foto: Valéria Veloso).

Con la búsqueda de alcanzar la unanimidad, muchos enunciados fueron colocados en reserva, no sin un esfuerzo previo para ajustarlos o modificarlos parcialmente. Los que no tenían viabilidad o eran muy discutibles fueron postergados para una futura discusión. Al final se llegó a una cifra realmente impresionante: ciento siete enunciados fueron aprobados, todos democráticamente. El saldo fue realmente positivo. Y más: fue histórico y conmovedor, como señaló Fredie Didier Jr., el principal impulsor del evento, en sus palabras finales.

Qué duda cabe que este ejemplo tiene que ser seguido por los países latinoamericanos. No sólo hay que estudiar la doctrina brasileña, que nos lleva años de ventaja, sino también aprender de esa voluntad de diálogo abierto y sincero. La elaboración de un texto legislativo no puede estar reservada a los juristas más conocidos de un país, sino también todos aquellos que tengan algo que decir al respecto. El Encontro reflejó exactamente eso. Es verdad que el precio de construir un código democrático es muy alto, por las demoras que genera y por la dificultad de llegar a acuerdos, pero el premio lo vale: un código que refleja un verdadero consenso.

El Encontro terminó, pero hoy el proceso civil brasileño vive una nueva época, en donde los jóvenes tomaron la batuta de conducir los destinos del país. Y es que un nuevo CPC  es capaz de alterar sensiblemente la forma de vivir en sociedad, a la que le es tan propia los conflictos a ser solucionados por el Estado. Tanto al construir el proyecto en la Comisión como al someterlo a discusión hubo plena consciencia de ello. Pero los procesalistas brasileños no se conforman: ya fue anunciado que habrá otro Encontro en abril del próximo año, esta vez en la no menos acogedora ciudad de Río de Janeiro, y otro más a finales del 2014, en Natal, Rio Grande do Norte.

***

Al día siguiente, un espléndido domingo de sol en Salvador, caminaba por la playa de Itapuã, famosa por la canción de Vinícius de Moraes y Toquinho, y seguí pensando sobre lo que había ocurrido en el Encontro. Y en mi condición de extranjero, quizá el único que participó en ese evento, no pude dejar de recordar a Manuel Gonzáles Prada, genial escritor peruano, de pluma apasionada y vibrante, quien inmortalizó la frase “Viejos a la tumba, los jóvenes a la obra”.

Muchos años después, Brasil fue testigo de cómo los jóvenes aplicaron al pie de la letra esta proclama.

8 Comments on “Jóvenes a la obra: el nuevo CPC brasileño en debate”

  1. Renzo, excelente reseña.
    Sin duda, un espléndido evento, toda una enseñanza para nuestra escasamente democrática forma de legislar, me refiero, cuando menos, a nuestro muy estimado CPC y al CPConst.
    El ejemplo de diálogo franco y directo es aleccionador. Habrá que tomar la batuta y seguir ese camino.
    Finalmente, tendrás algún link del proyecto del NCPC brasilero.
    Atentos saludos,

    • En efecto, Hebert, ese es el punto, al menos en lo que concierne a la experiencia peruana. Cada vez me convenzo que necesitamos un nuevo Código, pues hay cosas estructurales que deben ser cambiadas. Y si ello ocurriese, hay que hacer lo posible por promover la participación de la sociedad en su elaboración, tal como se viene haciendo con el NCPC brasileño. Pero antes, pienso, hay que estudiar y discutir más. En un rato cuelgo el texto que fue materia de debate en el Encontro.
      ¡Abrazos!

  2. Hola Renzo.!
    Espero que en el Perú, esa experiencia que viviste, suceda en un tiempo no muy lejano. Y que cada uno de nosotros nos demos cuenta que este tipo de DIÁLOGOS debe tratarse《 …de un verdadero diálogo, serio y frontal, pero sin sacrificar el necesario respeto que debe existir entre personas con ideas diferentes. Y todo en un distendido clima de amistad y compañerismo…》, donde (como señalas muy claramente) todos seremos iguales y tendremos la intención de hacer aportes.
    Saludos,

  3. Querido Renzo…. una crónica muy interesante la que he leído. Podrías postear las conclusiones? Resultaría muy ilusttativo. Y deberiamos sentirnos orgullosos que estés participando de ese movimiento de reforma y estoy seguro que estarás a la cabeza de la necesaria reforma por estos lares. Sigue así, adelante… con vivo afecto, apreciado amigo.

    • Mil gracias por tus palabras, querido Martín. Todos tenemos que contribuir, más allá si estamos o no a la cabeza. Ni bien me pasen las conclusiones del evento las difundiré por aquí, con alguna que otra explicación.
      ¡Un abrazo!

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