Sin diálogo crítico no hay futuro
Ayer asistí a una defensa de disertación de maestría de mi gran amigo Paulo Mendes, y después de escuchar las fuertísimas y rigurosísimas críticas del jurado, la forma cómo Paulo las respondió a pesar de provenir de brillantes juristas (entre ellos el mayor de Brasil y uno de los más importantes a nivel mundial en Teoría del Derecho), de ver con alegría que le fue otorgado un merecido 10 después de una tensa deliberación, y cómo es que, terminada la sustentación, hubo solamente sonrisas, fotos, bromas y amistad, no pude evitar reflexionar sobre algunas de cosas:
Al menos en lo que respecta al proceso civil en el Perú, ¡qué lejos estamos de tener defensas de tesis de ese nivel, tanto por la calidad del candidato como por los examinadores! Y eso es consecuencia directa de la poca dedicación que existe a la investigación. Abundan abogados que escriben sobre proceso civil, pero escasean juristas comprometidos con llevar adelante la academia. Y eso se refleja en el poco entendimiento y la falta de valoración de las críticas inherentes al mundo académico. Pienso que en el Perú, en general, no hay diálogo sobre proceso civil, sino monólogos aislados, donde no interesa lo que el otro diga de la obra de uno: lo ignoramos y punto. Pero eso, la verdad, es gravísimo: si uno quiere ser realmente un jurista, además de romperse el lomo pensando, estudiando, leyendo y escribiendo, tiene que saber que será criticado y que -principalmente- debe estar comprometido y a la altura de responder esas críticas, no sólo para defender sus ideas, sino para contribuir con el progreso de nuestra disciplina.
Qué duda cabe que el hecho de haber venido a Brasil, más allá de ser una oportunidad para pensar el proceso civil de forma distinta y de sacrificar el desarrollo profesional por dos años para estudiar y hacer lo que pueda para mi país, me enseñó que sin un diálogo crítico, directo y sincero en la doctrina, sencillamente no hay forma de llegar a las reformas que el Perú necesita.
Uno debe estar preparado para las críticas, eso es verdad. En mi caso, cuando ingrese a la facultad, yo creia que; si criticaban mi trabajo ya sea desde una exposición hasta unos artículos que pude escribir, o significaba que hice mal mi trabajo (porque pense q un buen trabajo no debia tener fallas) o que simplemente querian molestarme. Y olvidaba que tal vez podia ser un critica constructiva.
Se que estaba mal lo que pensaba, pero aún así creo que fue una etapa positiva ya que me enseño que uno debe estar preparado para afrontar las posiciones contrarias a las nuestras como para las que estan a favor nuestra.
Tengo que agradecerte Renzo, porque tus reflexiones se que me serviran, además por compartir tus experiencias.
Así es, César. El peor error que uno puede cometer cuando somete su trabajo a un examen es pensar que será elogiado; por el contrario, tiene que ir dispuesto a ser masacrado. El solo hecho de pensar diferente (a pesar que los evaluadores tengan una visión superada, discutible o errada) hace que las críticas siempre existan.
¡Gracias por comentar!
Un abrazo.