Caballero no más, Cavaliere
¿Se le habrá acabado el chiste a Il Cavaliere? Después de hacer uso de su inmenso poder económico y político a lo largo de tres mandatos como primer ministro, el segundo hombre más rico de Italia, cuya fortuna asciende a unos 9 billones de dólares, contempla impotente como sus tentáculos están fallando. ¿A qué se debe esta impotencia de Silvio Berlusconi? Una jueza le ordenó que comparezca ante el Tribunal de Milán para responder por gravísimos cargos de prostitución de menores y abuso de poder. Pero no sólo eso: también se está enfrentando con enormes presiones sociales que, apelando a la dignidad, le exigen su dimisión de una vez por todas.
No fue suficiente el deleznable intento por zafar de las acusaciones por corrupción y fraude a través de una ley aprobada por el Senado manejado a su antojo (felizmente la Corte Costituzionale, que no está comprada, lo impidió). Pero las reiteradas acusaciones, denuncias y sospechas enarboladas contra él por mafia, evasión fiscal, lavado de dinero, soborno, etc. no han tenido la dimensión que sus nada secretos y fastuosos encuentros sexuales en sus palacios. Cual jeque árabe, ávido por su harén que satisface sus más perversos deseos, todo parece indicar que Il Cavaliere no reparó en gastos para contratar, a través de sus proxenetas, meretrices de todas las razas para que lo acompañen en su soledad.
Con todas las influencias que Berlusconi tiene, sería ingenuo pensar que este Júpiter moderno se someta a la justicia terrenal como cualquier otro simple mortal: él y sus lacayos ya deben estar maquinando su estratagema para burlarla de nuevo. No obstante, esta lamentable visión de la mujer como mero objeto sexual que tiene Berlusconi ha hecho estallar el sentimiento de dignidad de muchísimas personas, sobre todo mujeres. Hace poco ellas protagonizaron marchas en 280 ciudades a nivel mundial, y en la península, más allá de reclamar la dimisión del emperador Silvio, exigían un cambio en el modelo cultural de la sociedad italiana, preponderamente machista, hecho que se verifica en el desempleo femenino y en las diversas muertes de mujeres producto de la violencia misógina.
Pero estas protestas no son como cualquier otra, sino miren no más lo que dijo Shukri Said, de la asociación Migrare, quien condensa el repudio de las mujeres italianas: «El berlusconismo es una patología porque considera que todo es comprable. Las mujeres debemos acabar con este sistema cancerígeno. Son las madres italianas quienes deben acabar con esa incultura que cree lícita cualquier ignominia para trepar, incluso entregar a sus vírgenes al dragón».
Pero, ¿cuál fue la gota que derramó el vaso? Esta tiene un nombre: Ruby, la niña marroquí de 18 años que cuando aún no los tenía, habría asistido a las fiestas del magnate milanés. Sumado a otros escándalos (como el que protagonizó con Noemi Letizia y que acabó con su matrimonio), el pueblo italiano no parece aguantar más la vergüenza de ser gobernados por un personaje tan nefasto, por no decir un putano.
Absurdo es pedirle que dimita a su cargo por decoro, pues Il Cavaliere ha demostrado que no lo tiene. Para que se escape de esta va a tener que hacerla de prestidigitador y permutar euros por silencio y complicidad, pero aunque ello ocurra, ojalá que sea insuficiente para que lo juzguen y, si se prueban las imputaciones, lo hallen culpable.
¿Y luego de eso? Bueno, como se dice en el Perú: caballero no más.
Ver más:
El País: Berlusconi será juzgado en abril por prostitución de menores y cohecho
El Comercio: Berlusconi será juzgado por prostitución y abuso de poder
El País: Berlusconi contra las cuerdas.
El País: Las tres juezas de Berlusconi
El País: La fiesta donde nadie reía
El País: Un millón de mujeres le dicen no a Berlusconi y al machismo